El sistema cardiovascular está conformado por el corazón y el sistema de conductos de vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares). Las funciones principales del aparato cardiovascular es la del transporte de gases y de nutrientes a través de la sangre en el organismo lo que permite mantener la homeostasis de este. Este fluido vital para la vida del organismo cumple múltiples funciones las cuales incluyen:
- Proporcionar oxigeno a los diferentes órganos y tejidos, el cual es transportado por los glóbulos rojos.
- Aportar los nutrientes necesarios para las células del organismo.
- Elimina los desechos y el dióxido de carbono del cuerpo.
- Se encarga de defender al cuerpo contra enfermedades, así como de detectar los cuerpos extraños que ingresan al organismo, lo cual está dado por los glóbulos blancos.
- También sirve como mensajero para la interacción entre sí de los demás sistemas del cuerpo al servir de transporte de varias hormonas.
- Funciona como termorregulador al mantener y regular la temperatura del cuerpo.
Una de las patologías más comunes que afecta a las arterias es la ateroesclerosis la cual impide el flujo correcto de la sangre debido a la formación de placas en la capa interna de las arterias que recubre la luz de estas y está en contacto con la sangre. Con el tiempo las arterias pierden su elasticidad con lo que se vuelven más rígidas y gruesas debido a la formación de estas placas que se forman principalmente a partir de depósitos de grasa y de células necróticas con lo que se reduce el espacio por el cual debe circular la sangre.
Algunas de estas placas pueden ser inestables o vulnerables (PV) con lo que puede ocurrir una rotura de estas formándose así un trombo que puede llegar a obstruir la arteria en su totalidad o bien, esta masa solida puede emigrar desde su lugar de origen siendo transportada por la sangre pudiendo ocasionar una oclusión parcial o total de un vaso distinto al de su lugar de origen denominándose tromboembolismo, el 75% de las manifestaciones clínicas de una rotura de placa corresponden a los síndromes coronarios agudos (SCA).
Los SCA comprenden un grupo de patologías que son producidas en función a la composición y duración del trombo o émbolo que ocasiona la oclusión. Por lo que una disminución del flujo sanguíneo dada por una obstrucción transitoria da lugar a una angina de pecho inestable, mientras que la oclusión coronaria total da lugar a un infarto agudo al miocardio (IAM) ocasionando la muerte de las células del músculo cardíaco. Entre los síntomas se incluyen:
- Dolor u opresión de pecho.
- Disnea (falta de aire).
- Ansiedad.
- Dolor que se irradia a hombros, brazos y cuello.
- Arritmias (latidos cardíacos irregulares).
- Náuseas o vómitos.
- Mareos.
Por otra parte, la trombosis venosa profunda es el resultado de un trombo alojado en una vena, las zonas más propensas en las que puede haber una trombosis venosa son las piernas, la zona pélvica y los brazos. Estas suelen ser asintomáticas por lo que pueden pasar desapercibidas, pero cuanto si existen signos y síntomas encontraremos:
- Dolor, con mayor frecuencia en las pantorrillas (piernas).
- Fóvea, un hoyuelo en la piel luego de una presión de varios segundos, signo característico del edema, el cual puede afectar tanto a los pies como a los tobillos.
- Rubor o palidez.
- Calor.
- Disminución en la capacidad funcional del miembro.
- Dilatación de las venas superficiales.
- Signo de Homans, es la presencia de dolor en la pierna al realizar dorsiflexión del tobillo y la rodilla.
Las venas varicosas o arañas vasculares son la manifestación clínica de un trastorno en el flujo venoso inverso. En los síndromes de insuficiencia venosa, como también se le conoce, ocurre cuando la trayectoria que debe seguir la circulación venosa se desvía en dirección opuesta al flujo normal por lo que existe una acumulación de líquido dando lugar a un edema, estas suelen aparecer con mayor frecuencia en las extremidades inferiores.
Por lo general las venas varicosas suelen ser sólo un problema estético, sin embargo, en algunas personas estas pueden causar dolor, sensación de pesadez, calor, edema, prurito alrededor de las venas, palpitaciones o calambres, fatiga muscular. En las etapas crónicas, se producen cambios en el tono de piel, dermatitis inflamatoria, celulitis recurrente y ulceración.
A pesar de que no existe una forma de prevenir en su totalidad la formación de venas varicosas, mejorar la circulación ayuda a reducir el riesgo de que estas se desarrollen o de que se formen nuevas varices, estas mismas medidas ayudan al tratamiento de los síntomas.